Elementos constitutivos de la acción humana

Aristóteles habla de un «domino despótico» de la voluntad sobre la musculatura, sobre lo corporal, para distinguirlo de un «do inio político» de la razón sobre los sentimientos, para referirse al hecho evidente de que no tenemosel mismo dominio sobre nuestros sentimientos que sobre el movimiento de la mano.
Aristóteles utiliza la analogía del ciudadano libre al que se le puede enseñar a actuar en pro del bien de la ciudad, pero que necesita aprender y que de vez en cuando reacciona a su aire. Para Platón ésta es una de las características de la afectividad, que compara al gato doméstico, al que hay que amaestrar, pero que puede revolverse. El dominio voluntario sobre los sentimientos es indirecto, a través de él, la intimidad racional educa las tendencias, las modula según sus criterios.
Quien disfruta con lo que hace y lo transmite, genera un comportamiento atractivo, pero será bueno o malo, si la acción es buena o mala. En definitiva, los sentimientos serán buenos en la medida en que cooperen a acciones buenas, y a la inversa. De ahí que la acción humana deba estar guiada por el entendimiento y la voluntad.
La acción
humana, lo es en la medida en que supone una decisión libre de la
voluntad, motivada por una intención que puede ser más o menos racional
y más o menos emocional.
Por
último, toda acción humana tendrá como resultado unas consecuencias más
o menos previsibles, que aunque ya no forman parte de la acción en sí, en la
medida en que son resultado razonablemente previsible de la misma, pueden haber
sido consideradas por quien actúa. El conductor del autobús de un colegio que
deja de revisar periódicamente los frenos de su vehículo tendría mucho que
decir ante un accidente mortal provocado por la avería de éstos.
Las
consecuencias previsibles de la acción deben ser consideradas en el juicio
ético.
Bibliografía
Parra,
Manuel Guillén. Ética en las organizaciones. Madrid: Pearson, 2006. Pag.
128-130
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