Las notas distintivas de la persona




Resultado de imagen para facultades de la personaResultaría incompleto el estudio de la acción humana y su dimensión ética sin una mención explícita a las características propias de la persona, del agente que realiza la acción. No se debe olvidar que toda acción humana siempre es subjetiva, en el sentido de ser realizada por un individuo particular.
Como se ha intentado reflejar en la figura, la facultad corporal del ser humano, común al resto de animales, es tangible, material, tiene una componente fisiológica, mientras que existen en el ser humano otras facultades que son intangibles, o inmateriales. Tanto las facultades materiales como las inmateriales pueden ser distinguidas en el plano teórico, pero conviene subrayar desde el principio que en la realidad son inseparables.
·         El entendimiento es la facultad humana que permite pensar, de modo que su característica distintiva es la racionalidad. En cambio.
·         La voluntad es la facultad humana que permite querer, y lo propio de ésta es la libertad.
·         La afectividad, que es la facultad humana que permite tener sentimientos, emociones y pasiones.
·         La corporalidad es la facultad humana más evidente, que se desprende del hecho de que todo ser humano constituye un sistema orgánico que es material, limitado y perceptible por los sentidos.
Las cuatro facultades se hallan unidas en cada individuo de la especie humana.
A estas notas, cabe añadir además otras cinco notas distintivas de la persona:
1.       La unidad de la persona y su acción, es una nota distintiva que se desprende de la inseparabilidad real en el ser humano de los dinamismos corporales, afectivos, volitivos e intelectivos.
2.        La singularidad de la persona y su acción la hacen capaz de modo único e irrepetible, de ser consciente de sí misma (entendimiento).
3.       La tendencialidad de la persona y su acción, como nota distintiva, hace referencia a que el comportamiento humano está orientado a uno o varios fines. Se trata de una de las características propia de todo sistema, la finalidad.
4.       La perfectibilidad de la persona y su acción constituye otra de sus notas distintivas, pues el ser humano es capaz de crecer no sólo en el plano corporal, sino en el de todas sus facultades: adquiriendo nuevos conocimientos, nuevos hábitos y nuevos sentimientos.
5.       La relacionalidad de la persona y su acción se deriva de la condición del ser humano como sistema abierto, esto es, de la capacidad que posee la persona para estar en continua interrelación con su entorno de un modo peculiar. La persona no sólo es tendencial, no sólo busca lograr cosas, sino que puede manifestarse con su acción, salir de sí misma y dar a conocer su intimidad.


Bibliografía 

Parra, Manuel Guillén. Ética en las organizaciones. Madrid: Pearson, 2006. Pag.105-112


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