Hacia la responsabilidad del individuo
La sabiduría
práctica ayuda a distinguir los mejores medios en orden al mejor fin, tanto en
términos del bien útil como del bien ético.
Es importante
insistir en que el concepto de virtud aparece en escena cuando la racionalidad humana
no queda reducida al ámbito de lo teórico. La «racionalidad práctica», el
razonamiento para la acción, enfocado al comportamiento, no puede obviar los
dinamismos de los juicios prácticos, sus dimensiones aplicadas.
La honradez
ética en el proceso de toma de decisiones implica realizar un juicio justo, que
contribuya al bien común de la organización, y ser transparente con quien tiene
derecho a conocer ese juicio, teniendo en cuenta aquellos elementos de
valoración que aporten los implicados o afectados por la decisión.
Por lo tanto una
persona que decide habitualmente siguiendo criterios científicos y éticos
tendrá una mayor responsabilidad respecto a las decisiones tomadas, sabiendo lo
que implicara el resultado de las mismas.
Bibliografía
Guillén, Manuel. Ética en las organizaciones;
Construyendo confianza. Madrid: Pearson, 2006.
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